Reflexiones Desde la Base.: Recuerdos de Melilla. III.

24/12/08

Recuerdos de Melilla. III.

El viaje III. La mañana y la tarde en Almería.

De lo ocurrido, tras levantarnos después de la noche de marras, por nuestra ciudad de acogida por breve tiempo, poco recuerdo. Apenas vienen a mi memoria dos o tres recuerdos de las cosas que hicimos durante el día y la tarde, mientras matábamos las horas por la ciudad, hasta que volvimos al puerto para embarcar en nuestro Ferry, el barco que nos conduciría a nuestro destino como nuevos reclutas en la ciudad ocupada, de Melilla. ¡Y tampoco es que las pocas cosas que recuerdo de ese día fuesen dignas de mención cómo para dejarlas escritas !
Pero como un día ya pasado, me propuse rememorar ese año de mi corta vida y dejarlo escrito, ¡algo habrá que escribir!
Al día siguiente, mejor dicho al cabo de unas horas después de nuestra llegada a la pensión, nos levantamos y lo que recuerdo, es que el hambre apretaba y fuimos a comer algo, -no recuerdo lo que comí, ni lo que comió ninguno de los dos futuros reclutas-. Después de llenar el estómago, ejercimos de borregos consumidores capitalistas, cómo buenos clones educados y crecidos en la sociedad de consumo moderna, y nos lanzamos a visitar tiendas y más tiendas, y a comprar artículos superfluos y de ninguna necesidad para el futuro. Al ser tan superfluos los artículos comprados, al menos por mi parte, ninguno quedó grabado en mi memoria. También entramos en algunos de esos muchos bares que hay en Almería, que sus dueños son ex legionarios y que sus descendientes son también legionarios. Estos bares llenos de parafernalia legionaria y militar eran y supongo que aún son, como un reclamo turístico de la ciudad.
Nuestra última parada, en Almería antes de ir a recoger nuestros bártulos y mochilas e ir hacía el puerto fue una de esas grandes superficies comerciales -creó, y sí no recuerdo mal, que era un CAPRABO gigantesco, inmenso- que ahora tanto las detesto. Pero no antaño, en un pasado no muy lejano era fiel consumidor pasivo, como gustan que seamos a nuestros mandamases. Una vez hartos de la ruta del consumidor, nos volvimos sobre nuestros pasos hasta la pensión y de allí otra vez al puerto de Almería.
Cómo veinticuatro horas antes, otra vez nos hallábamos en el embarcadero, ¡ y esta vez sí que partiríamos hacía nuestra pequeña Meca del Hachís!
Ya en el puerto, observamos curiosamente cómo llegaba una nueva manada de nuevos reclutas espantados, cuan si fuesen corderillos asustados qué no saben a dónde los dirigen. ¡Igual de asustados que llegamos nosotros el día anterior ! Pero ese día nos sentíamos por un día como veteranos, tras nuestra corta estancia de un día en Almería.
Para mis adentros conforme llegaban al puerto los futuros nuevos reclutas, intentaba situarlos y catalogarlos geográficamente, es decir, por su cuidad de nacimiento. Éste de Barcelona, éste otro de Madrid, ese tiene pinta de sevillano, aquel de más allá seguro que es de Lepe, y así me pase un largo rato, imaginándome de dónde era o procedía cada uno de esos desconocidos.

Puede ser que continúe, o puede que no.

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sBL. Y el Consejo del Lobo.

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Marihuana, tomateras y otras plantas.